Otra caravana migrante acaba de cruzar la frontera de Honduras y Guatemala y se aproxima a México; su objetivo, como siempre, es llegar a Estados Unidos y pedir asilo. Esta vez no son los mil seiscientos del Viacrucis migrante del pasado abril, no fue organizada por una ONG, son “simplemente” miles de familias que huyen de la violencia de Honduras, Guatemala y El Salvador.
Esta caravana partió de San Pedro Sula, Honduras, la semana pasada, la iniciaron apenas unas 500 personas, principalmente mujeres, niños y adultos mayores. Conforme se acercaban a la frontera con Guatemala, sus números crecieron y, para cuando cruzaron ya contaban con poco más de mil.
Entonces fue cuando comenzó la cobertura mediática y comenzaron los tuits de Donald Trump y Mike Pence. La respuesta de los países centroamericanos y de México fue completamente diferente de la caravana de abril, quizá porque esta no tiene una bandera de denuncia o porque triplica los números de la de abril.
El Instituto Nacional de Migración (INM) lanzó un comunicado el pasado sábado 13 de octubre, en el que “exhorta” a los migrantes a pedir visas para entrar a México, de otra forma serán “rescatados”(?) y enviados de regreso a Guatemala:
“El INM reitera a los integrantes de la “Caminata Migrante” que partió de San Pedro Sula, Honduras, el pasado 13 de octubre de 2018, que de arribar a los puntos de internación de la frontera sur de México, el personal de migración deberá revisar el cumplimiento de los requisitos que marca la ley, y a quienes no los cumplan, no se les permitirá el ingreso“.(Vía: INM)
Desde 2012, cuando la migración ilegal de centroamericanos hacia los Estados Unidos por la frontera sur rebasó el número de mexicanos, el gobierno de los Estados Unidos “subcontrató” la seguridad de su frontera a México. El “Programa Frontera Sur” implicó una inversión millonaria no en el desarrollo regional de Chiapas ni en el cuidado y respeto de los derechos humanos de los que buscan asilo en México y Estados Unidos, sino en el reforzamiento de
¿De qué huyen los migrantes?
Cuando fueron cuestionados por la BBC, los migrantes no dudaron en responder lo mismo que han contestado los migrantes de caravanas anteriores: huyen de la miseria y la violencia.
“La situación que estamos viviendo en nuestro país es muy triste y muy crítica”, confesó una mujer de 28 a Expansión.
Honduras es el segundo país más pobre de la región, con una extrema desigualdad. Su ingreso nacional bruto, per cápita apenas asciende a los 2,150 dólares y la población que en situación de pobreza alcanza el 60.9%.
La situación no es mejor en El Salvador, “cercado por una de las tasas de homicidio más altas en el mundo y por las bandas criminales generalizadas”, según la CIA.
Oxfam enumera que a nivel mundial la migración se debe principalmente a los siguientes 3 factores: la violencia, la pobreza y el cambio climático. Estas tres razones podemos encontrarlas en México.
En México, la Guerra contra el Narcotráfico provocó el desplazamiento al interior del país de miles de personas que tuvieron que huir a otras localidades porque la vida se volvió imposible en sus lugares de origen. Para muestran están los cientos de pueblos fantasmaque fundó la violencia del narcotráfico.
En Honduras y El Salvador la violencia es enorme, pero este problema no es exclusivo de Centroamérica (ni de México); según Oxfam a nivel mundial “65 millones de personas se han visto forzadas a abandonar su hogar debido a persecuciones, conflictos, violencia generalizada o violación de los derechos humanos. Se trata de la mayor cifra jamás registrada”.
Por cierto, los migrantes, acusados con frecuencia de generar delincuencia, tienen tasas de delitos más bajas que el resto de la población; y, de paso, han contribuido a una baja en los lugares a donde llegan. La especialista española en Criminología Elisa García explica lo siguiente:
“Según datos oficiales de EEUU entre 1990 y 2012, cuando la inmigración tanto legal como irregular alcanzó niveles históricos, la tasa de delincuencia a nivel nacional disminuyó, sobre todo en ciudades y regiones de alta concentración de inmigrantes como Los Ángeles, las ciudades fronterizas de San Diego y El Paso, Nueva York, Chicago y Miami (Rombaut y Ewing, 2017)”. (Vía: el Diario)
México tiene la obligación de respetar y hacer respetar los derechos de los migrantes: ha firmado todos y cada uno de los tratados internacionales que lo obligan a ello; sin embargo, eso no ocurre y, aparentemente, no ocurrirá en esta ocasión: ¿cuántos de estos cuatro mil migrantes podrán pedir asilo, cuántos serán “rescatados” y enviados a sus p
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